EL MURO DEL DÍA DESPUÉS

El muro es algo más que la parte más dura de cualquier maratón. Es el tramo donde se gana o se pierde la carrera, los metros que ponen a prueba la idoneidad del entrenamiento realizado. De un modo u otro, este muro lo atravesamos todos los corredores que llegamos hasta la meta. Sin embargo, hay otro muro, quizás menos pronunciado pero mucho más largo, que se convierte en un auténtico tormento para aquellos atletas como yo, que no alcanzaron el objetivo con el que iniciamos la prueba: es el MURO DEL DÍA DESPUÉS.
La sensación que acompaña al éxito suele ser tan intensa como efímera. Por el contrario, el fracaso es más espeso: tarda en desaparecer. Al desgaste físico que supone haber perseguido una marca hasta casi el final de la prueba, se añade la impresión negativa de todo lo realizado. Me veo ahora lesionado (rotura fibrilar N2 del gemelo derecho), deprimido y hasta undido; se agolpan en mi mente preguntas como: "¿qué pudo fallar? ¿no fue mi día o no acudí con garantías suficientes? ¿el objetivo marcado era utópico? ¿faltó mentalización? ¿entrené mis puntos débiles, planifiqué correctamente todo el entrenamiento realizado? y más preguntas sin respuesta por ahora, pero que espero podrán resolverse con el tiempo. Es tiempo de descanso y reflexión.
El maratón es un punto y aparte en el deporte, que trasciende sus implicaciones respecto a la competitividad, el tiempo libre o el bienestar físico. Supongo que los maratonianos somos una especie única de deportistas a los que ni siquiera un muro tan elevado como el que da inicio el día después del fracaso puede llevarnos al desánimo; al contrario, sólo es un resorte más para afrontar el próximo reto......SEVILLE MARATHON 2012 te espero!

¡Quien vence a los demás es fuerte, pero, quien se vence a sí mismo es PODEROSO!